Existía una comunidad en la parte sur- este de México donde el mismísimo paisaje parecía la paleta con la que dios había todo el mundo, puesto que tanto color hacia que este lugar fuera hermoso.
Dentro de ese lugar había un hombre como muchos otros que se había enamorado de la diosa Ixchel, lo que diferenciaba a este muchacho era el la quería por amor verdadero y no por su belleza de diosa solar, siendo de esta manera que siempre intentaba impresionarla y llamar su atención.
La diosa Ixchel que estaba acostumbrada a que la quisieran cortejar ya no sentía amor por ningún ser vivo, y sabiendo que tenía a todos los hombres a sus pies les metió sisaña para que detuvieran a ese valiente hombre que intentaba conquistarla por todos los medios.
Los demás barones al notar que esta hermosa mujer les había mandado a echarle pleito a aquel hombre rápidamente para quedar bien con la diosa fueron y asesinaron a su compañero. Sin embargo, cuando ya estaba muerto todos estos barones regresaron en si y se avergonzaron de ellos mismos por haber dejado se manipular por aquella mala mujer e ir a asesinar a su amigo.
De esta manera los hombres fueron con un dios superior a la diosa Ixchel y le pidieron que los perdonaran que por favor trajera a la vida a su amigo, puesto que ellos fueron manipulados por la diosa solar y ahora iban a arrodillarse ante el para que les perdonara.
Este al escuchar sus suplicas dijo que no podía hacer mucho y de un soplido le quito todo su brillo a la diosa solar y quedo oscura. sin embargo, después de un tiempo este hombre renació como un nuevo astro solar y a su amada reconoció entre su reflejo, siendo de esta manera que la perdona y de esta manera la luna se convierte en fertilidad y el mejor día para sembrar cosas es cuando esta está completamente llena del reflejo de su amado.
