La caverna de oro.

Era un hombre que entraba a una caverna porque quería saber hasta dónde llegaba, está a cada paso se hacía más pequeña y le dificultaba mucho más entrar en ella por el pequeño espacio que había para pasar.

La caverna al fin llego a un final, en ese final había un templo alumbrado con antorchas y también estaba lleno de riquezas, nuestro protagonista impresionado por esto saco su morral y empezó a echar oro hasta llenarlo, sin embargo, un espíritu salió de la nada sentado en una silla.



Si tu deseo es llevarte el oro primero brinda conmigo y este será todo tuyo. Esa voz provenía de una mujer hermosa tan brillante como el sol que estaba sentada en un trono y con una copa de vino frente a ella.

El hombre al ver que solo era un trago no dudo en decir que si, sin embargo, una vez teniendo la copa en la mano la mujer hermosa se transformó en un demonio oscuro y feo que dio una carcajada que hiso eco en todo el lugar el hombre asustado salió corriendo de ese lugar el cual se considera como un lugar perdido puesto que después de que aquel hombre salió la caverna se cerró y nunca más se pudo abrir.